A la hora de hablar de pobreza menstrual, podemos decir que ésta tiene notables repercusiones sobre el fracaso escolar. Debido al alto precio de las compresas, son muchas las adolescentes que, por ese y por la acumulación de otros motivos, deciden no asistir a clase para así sobrellevar la menstruación de la mejor forma posible. Evidentemente, las repercusiones se hacen visibles sobre los resultados escolares, pues no a todas les llega el periodo de la misma forma y durante el mismo tiempo, y esto conlleva a que la no asistencia a clase en ocasiones sea el punto de mira para los resultados que se reflejan en los exámenes. Quizás, la sociedad debería tomar consciencia sobre este asunto, y aunque nuestro alumnado está bastante concienciado con el tema, aún queda mucho por hacer en las aulas para que la situación que las diferencia de los chicos no sea una barrera.
Por ello, una posible solución podría ser ofrecer al alumnado que lo necesite productos de higiene menstrual, aunque no conozco ningún centro donde se haga. Quizás, si normalizamos esta situación femenina, de la misma forma que se ha normalizado la aparición de la COVID-19, algún día podremos conseguir regular los precios de los productos de higiene femenina y así superar los problemas a los que cada día, como sociedad, nos enfrentamos.
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